domingo, 11 de octubre de 2015

¿Qué aporta la neurociencia a la educación?

Se hace necesario que en educación se reflejen los avances que nos aporta la ciencia, y actualmente son muchas las teorías y voces que nos hablan de la necesidad de poner juntas neurociencia y educación, no solo para poder a ayudar a mejorar el estudio sino además, para que nuestros métodos de enseñanza se adapten a las etapas del desarrollo evolutivo y a las diferencias individuales, partiendo de que para comprender el aprendizaje hemos de entender cómo funciona el cerebro,  puesto que todo proceso mental tiene lugar en un sustrato biológico.
De ahí se deriva la necesidad de un acercamiento a las neurociencias  desde la realidad del aula, y eso solo puede hacerse a través de la experiencia del profesorado, porque no todo el conocimiento que nos aporta esa ciencia tiene interés educativo.

3. Fundamentación y marco teórico en el que se sustenta la propuesta.


En los últimos 20 años la investigación acerca del cerebro ha avanzado de forma extraordinaria. En este período se han obtenido más hallazgos que en los siglos anteriores, conceptos como el de la neuroplasticidad, el desarrollo cerebral del niño y el adolescente, la neurogénesis durante toda la vida, la importancia del sueño para la memoria, etc. han supuesto un tremendo avance en el conocimiento. Sin embargo, respecto a la aplicación de las neurociencias en la educación, estamos en pañales y tratando de ponernos al día respecto a países más avanzados en este ámbito. (OCDE, 2002).
Parte del problema radica en que en la actualidad los resultados de las investigaciones científicas relacionadas con el estudio del cerebro rara vez tienen una consecuencia directa en el aula. La pedagogía y las políticas educativas se encuentran ajenas a los progresos de la ciencia, sin embargo, deberíamos incorporar el conocimiento que nos aporta la ciencia sobre el cerebro a una pedagogía y didáctica que nos permita aprender con todo nuestro potencial a lo largo de las diferentes etapas del desarrollo.
A pesar de eso, por muy increíble que parezca, no se incluye en nuestra formación el estudio de la herramienta que usamos al aprender,  el cerebro; de esa forma, difícilmente cualquier propuesta de innovación educativa tendrá éxito si no se tiene en cuenta la forma en que aprenden los estudiantes y por supuesto, al docente el propio docente.
En esta línea son numerosas las voces que hablan de la necesidad de la mayor formación del profesorado en el conocimiento del cerebro como uno de los pilares fundamentales de la educación, señalando las ventajas de que el docente entienda las particularidades del sistema nervioso y del cerebro para adaptar sus métodos de enseñanza a las necesidades específicas de cada persona, sus estilos de  aprendizaje, su actitud, el ambiente del aula, entre otros factores.
Según Gamo (2012)  combinar las ciencias cognitivas y las neurociencias con la educación, conlleva métodos educativos más eficaces, pero lo más relevante desde el punto de vista de la neuropsicología es la oportunidad que este conocimiento nos aporta sobre lo que debemos aprender y cómo aprenderlo, teniendo en cuenta la neuropsicología del cerebro en desarrollo. Por lo tanto, concluye que los objetivos pedagógicos y las didácticas deben modificarse y tener más en cuenta la activación de las diferentes funciones mentales para que realicen operaciones de más o menos complejidad.
Según Martín (2003) para comprender el aprendizaje hemos de entender en primer lugar las bases neuropsicológicas que lo sustentan, partiendo de que todo proceso mental tiene una base orgánica en el cerebro. El cerebro actúa como un gran receptor que permite que la información externa captada a través de los sentidos sea transmitida a las diferentes áreas cerebrales, donde es procesada e integrada de forma compleja; por lo tanto sugiere que nuestra forma de enseñar debería partir del conocimiento sobre el funcionamiento del cerebro.

Campos (2010) hace referencia a la necesidad de conocer “las  bases del aprendizaje,  la memoria, las emociones, los sistemas sensoriales y motores, sistemas atencionales, motivación, ritmo sueño/vigilia, por mencionar algunas de ellas” como base para mejorar  las practicas docentes en el aula. Igualmente señala que no se trata de que esta nueva ciencia  aporte todo su conocimiento al docente, más bien se trata de que el docente use aquellos conocimientos que les resulten útiles

En  2011 se publica uno de los libros más interesantes  en este campo: Investigación neuroeducativa: neurociencia, educación y cerebro: de los contextos a la práctica. Que  defiende con rigurosidad científica  un nuevo campo de investigación: la Investigación Neuroeducativa.
En  2014 se publica: Neurociencia Educativa: Mente, cerebro y educación, se trata de una compilación de distintas perspectivas sobre cuestiones fundamentales de la neurociencia aplicadas a la enseñanza, escrita por autores americanos y prologado por José Antonio Marina.
En lo que están todos de acuerdo es en que para poder unir neurociencia y educación se requiere una alfabetización neurocientífica del profesorado, sin embargo,  no se trata de transformarnos  en pseudocientíficos sino de  proporcionarnos, de manera clara y efectiva, los fundamentos del funcionamiento cerebral y  conocer cómo este se relaciona con el aprendizaje desde la perspectiva de su aplicación real en el aula,
 Tal como opina Marina (2011) en su artículo La educación del cerebro,  combinar la pedagogía y las neurociencias con la educación, conlleva métodos educativos más eficaces, porque ahora sabemos que es muy importante tener en cuenta el papel trascendental del cerebro en los procesos de aprendizaje. Además en total acuerdo con sus palabras, el acercamiento entre ambos campos debe basarse en la práctica real en el aula, porque desde los conocimientos teóricos hasta su aplicación real hay mucha distancia.

4. Aportaciones de la neurociencia

Analicemos a muy grandes rasgos algunas de las aportaciones de la neuropsicología usamos  en nuestra labor como docentes:

1.      En primer lugar puede ayudarnos a comprender el marco general en que se da la educación, partiendo de que la plasticidad del cerebro humano es mayor de lo que creíamos y que como docentes podemos potenciarla si tenemos en cuenta el papel del cerebro en el aprendizaje. Para ello, hemos de entender en primer lugar las bases neuropsicológicas que lo sustentan, partiendo de que todo proceso mental tiene una base orgánica en el cerebro.
 El cerebro actúa como un gran receptor que permite que la información externa captada a través de los sentidos sea transmitida a las diferentes áreas cerebrales, donde es procesada e integrada de forma compleja; Para entender qué significa aprender hemos de partir de que todo aprendizaje implica un cambio en el cerebro y que los procesos mentales de raciocinio, planificación, comprensión, emociones, voluntad, imaginación,…y también la memoria se asientan en un sustrato físico: el cerebro.
La relación entre mente y cerebro, por lo tanto, es evidente. Por ejemplo, el que la memoria, se “aloje” en el cerebro implica que la fijación de los recuerdos tiene un sustrato biológico y más exactamente químico y eléctrico.
Por lo tanto, nuestra forma de enseñar debería partir del conocimiento sobre el funcionamiento del cerebro. Y aunque como profesores no necesitamos un conocimiento profundo de su estructura y funcionamiento sí debemos conocer al menos los aspectos básicos y su relación con el aprendizaje.
2. En segundo lugar no podemos olvidar que cada cerebro tiene su propio ritmo de maduración, genéticamente determinado, pero en algunos casos la educación puede adelantarla o retrasarla. Por ejemplo, es bien sabido que la maduración de los lóbulos frontales es muy tardía, lo que suele usarse para justificar las conductas irresponsables de los adolescentes. Pero también puede ocurrir que una educación que mantiene a los adolescentes en un estado de irresponsabilidad, como es la nuestra, retrase la maduración de los lóbulos frontales.
3. En educación, como en otros campos todos los factores interactúan y no pueden ser aislados. En el aprendizaje no podemos aislar la influencia de cada variable, ya que es la interacción conjunta de todas ellas lo que condiciona el resultado. Para enseñar y por supuesto para aprender, por lo tanto, debemos partir de las diferencias individuales, y tener en cuenta desde una perspectiva global e integradora todas las variables que intervienen, contemplando tanto los aspectos cognitivos, afectivo-motivacionales, sociales, físicos, como las estrategias autorreguladoras del proceso de aprendizaje (lugar, tiempo, planificación…). Teniendo en cuenta, además, que para aprender se han de dar una serie de condiciones mínimas que favorezcan el aprendizaje partiendo de que todos somos diferentes y eso influye en la forma en que aprendemos.
4. Según las aportaciones del conductismo,  los seres humanos aprendemos de tres formas básicas, aprendemos dependiendo de las consecuencias que tengan nuestras conductas, aprendemos siguiendo instrucciones y por último lo hacemos imitando lo que hacen otros. Muchos de nuestros alumnos han aprendido a actuar de manera inconsciente con reacciones de miedo o rechazo ante las demandas escolares, por ello debemos crear un contexto en el que las emociones y experiencias positivas se asocien con el aprendizaje, cuidando tanto los refuerzos que usemos asociados a esas conductas como los modelos de aprendizaje que ofrezcamos.
5. Las teorías del aprendizaje desde una perspectiva neurocientífica, constituyen un nuevo paradigma en el ámbito educativo que permite reflexionar, analizar y explicar el comportamiento del cerebro humano como un órgano que aprende.
Todas estas teorías, están de acuerdo en que a pesar de que el cerebro está compuesto por hemisferios, áreas o cuadrantes, es decir, por componentes que cumplen funciones específicas, todas las partes interactúan de forma conjunta y que el hombre necesita de todo el cerebro para aprender de manera óptima y oportuna. Para integrar el desarrollo de todas las partes del cerebro debemos proporcionar actividades que desarrollen la lógica, la creatividad… y que proporcionen momentos específicos para cada aspecto.
6. El papel de la atención en el aprendizaje es fundamental. Atender es esencial para codificar y procesar información y, por lo tanto sin atención no hay aprendizaje.
En el sistema actual se prioriza la consecución de objetivos desentendiendo el procesamiento emocional y eso conduce a ansiedad y estrés, no solo en nuestros alumnos, sino también en nosotros mismos. Por ello en cada momento el objetivo debe ser maximizar la atención de nuestros alumnos optimizando sus recursos, potenciando la sensación de bienestar y seguridad en el aula a través de la empatía;  no cabe duda de que el aprendizaje será más efectivo si encuentran sentido a lo que están aprendiendo, para ello, el explicar no solo el contenido de nuestras materias sino los motivos por los que lo hacemos de una forma o de otra es una forma de dar sentido al aprendizaje.
La dispersión en la atención realizando varias tareas de forma simultánea, lo que conoce como "multitarea", lleva a un procesamiento de peor calidad.
Por el contrario, la atención plena nos enseña a ser más reflexivos, es decir a usar de manera consciente la metacogncición como fuente de conocimiento sobre uno mismo y el entorno. La función reflexiva ( mindfulness) incluye el autoconocimiento y la empatía en el programa educativo.
7. Aprendizaje y memoria son dos procesos íntimamente relacionados a través de los cuales los organismos interpretan la información proporcionada por los sentidos, la manejan y la elaboran y la recuperan; puede decirse, por lo tanto, que aprendizaje y memoria son fenómenos interdependientes porque aprender implica siempre alguna forma de adquisición información que provoca una modificación del estado de la memoria del sujeto.
8. La inteligencia
Gardner, hace un nuevo planteamiento de la inteligencia que va más allá de lo cognitivo. Él plantea la inteligencia como la "capacidad de resolver problemas o de crear productos que sean valiosos en uno o más ambientes culturales”. Sin embargo lo más significativo de su teoría consiste en distinguir ocho inteligencias diferentes e independientes, que pueden interactuar y potenciarse entre ellas.
Al definir la inteligencia como una capacidad, Gardner la convierte en una destreza que se puede desarrollar. No niega el componente genético. Todos nacemos con unas potencialidades marcadas por la genética y todos tenemos las ocho inteligencias en mayor o menor medida. Pero esas potencialidades se van a desarrollar de una manera o de otra dependiendo del medio ambiente, nuestras experiencias, la educación recibida, etc. Y ese es precisamente su valor en el ámbito escolar, como docentes tenemos una herramienta muy efectiva que nos permite tratar a cada alumno desde una perspectiva individual y desarrollar en el aula ese tipo de inteligencia tan útil no solo en el aula sino en todos los aspectos de nuestra vida: la inteligencia intrapersonal e interpersonal según Gardner o inteligencia emocional según Goleman.
9. El poder del lenguaje.
La PNL (Programación Neurolingüística) plantea un modelo de cómo funciona la mente y la percepción humana.
La PNL plantea el estudio de lo que percibimos a través de nuestros sentidos (vista, oído, olfato, gusto y tacto) y de cómo organizamos el mundo tal como lo percibimos a través de la filtración que hacen nuestros sentidos. Además, la PNL investiga los procesos mentales que hacen que transmitamos nuestra representación del mundo a través del uso que hacemos del lenguaje.
Por tanto, la PNL nos ofrece a los profesores herramientas para entender las distintas formas de aprender en el aula, también nos ayuda a  entender nuestro propio proceso mental y, por último,  a comunicarnos mejor de nuestros alumnos.
Pensamiento, comportamiento y lenguaje son las tres grandes áreas de trabajo de la PNL
10. Las NEES
Los profesores, necesitamos unos conocimientos mínimos sobre las necesidades especiales de mayor prevalencia en el aula, sin la pretensión de sustituir al especialista, pero con la intención de ser más eficaces en nuestra labor.
La ley en España propone la inclusión de los alumnos con necesidades educativas especiales en el aula normalizada y aunque ello aporta en términos generales muchas más ventajas que inconvenientes, no podemos negar que aún nos queda mucho mejorar en esta campo.
La inclusión de este tipo de alumnos en el aula ordinaria, tiene como objetivo que desarrollen mejor sus capacidades físicas, intelectuales así como sus habilidades, sociales partiendo de la interacción con personas diferentes, favoreciendo la integración social, la igualdad de oportunidades y una mayor aceptación de este colectivo por parte de la sociedad.
Todo ello, que en general supone un gran avance en educación, ha tenido una tremenda repercusión en nuestra labor docente, puesto que ahora debemos atender en nuestras aulas a alumnos de diferentes nacionalidades y tener en cuenta su cultura, costumbres e ideas, también debemos enseñar a alumnos con alguna discapacidad, con autismo o Asperger y por supuesto a alumnos hiperactivos, de altas capacidades, con problemas de comportamiento y un largo etc. Y todo ello debemos hacerlo en una mima aula, prestando atención a la vez a los estilos de aprendizaje, partiendo de que no todos aprendemos igual y del  desarrollo físico, ya que la maduración física y neurológica está en el base del aprendizaje y se espera de nosotros que estemos preparados para detectar, actuar y conseguir los resultados óptimos de nuestra docencia.
 Partiendo de que esa es la realidad de nuestras aulas, y de que la mayor parte del tiempo es el profesor ordinario el que  atiende a este tipo de alumnos en el mismo espacio físico y temporal, son numerosos autores los que se plantean la necesidad de proporcionar a los profesores una formación específica que les permita atender a los alumnos con alguna discapacidad, o necesidad especial de forma más operativa y no meramente asistencial (Esteve, 2003).
11. La creatividad.
No podemos olvidar el papel de la creatividad porque tal como dice Robinson, uno de los grandes defensores del papel de la creatividad en la sociedad actual opina, de forma constructiva, que en la escuela actual no se le da la importancia que se debería a la creatividad y probablemente sea así, y es que todo el sistema está basado en las habilidades académicas.
Para terminar reproducimos las palabras de José Antonio Marina en su artículo La Educación del Cerebro, que recogen el sentido global de nuestra propuesta:
 Tengo la convicción de que la colaboración entre neurociencia y pedagogía va a mejorar extraordinariamente nuestros sistemas educativos, dándoles mayor eficiencia y profundidad. …
…una teoría de la inteligencia que comience en la neurología y termine en la ética, y la educación es el banco de pruebas ideal para ella.



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